Cuando la Tierra habla
"La propuesta imagina un regreso inesperado: la calle 17, corredor industrial marcado por el abandono, se convierte en el escenario donde la naturaleza reclama su lugar. Las cubiertas oxidadas se transforman en hoteles para insectos, las naves fabriles en mariposarios luminosos, los corredores en aviarios y los suelos húmedos en refugios de anfibios. Entre estas estructuras resurgen árboles y jardines nativos, que devuelven sombra, alimento y refugio a múltiples especies. No se borra lo existente: se resignifica para que la vida, vegetal y animal, florezca donde antes hubo máquinas.
El gesto radical está en la inversión de roles. Esta vez no son las especies las que están encerradas, sino los humanos. El visitante recorre túneles de cristal y se detiene en esferas transparentes desde donde observa, en silencio, la dinámica natural. La mirada se invierte: la fauna y la flora habitan en libertad mientras el hombre, protegido en cápsulas, asume el papel de espectador. Como recuerda Donna Haraway, “no se trata de vivir en el mundo como recurso, sino como un tejido de conexiones” (2016).
La utopía planteada en la calle 17 no es solo postindustrial, sino también posthumanística. No busca únicamente reciclar un paisaje en desuso, sino cuestionar la supremacía de nuestra especie. La pregunta que emerge es inevitable: ¿qué sucede cuando el territorio ya no gira alrededor del hombre, sino de la vida en su conjunto? La respuesta se materializa en un impacto ambiental, al regenerar ecosistemas; social, al replantear nuestra relación con lo vivo; y simbólico, al convertir la memoria industrial en un manifiesto de convivencia interespecies."